25 de agosto de 2011

EMEME ESQUINA

LA CIUDAD Y SUS FORMAS
ESQUINA LIBERTAD

1. Uno de los accidentes geográficos más simpáticos de la ciudad es la ochava. La ochava se construye por ausencia de la esquina. Porque mientras no pueden existir esquinas sin cuadras, si pueden existir cuadras sin esquinas: son cuadras con ochavas. ¿Quién secuestro la esquina y nos dejó ese vacío? Dicen que la historia se remonta a Barcelona, cuando el urbanista Cerdà rediseño el Ensanche incorporando el “chaflán”. ¿Será que quiso que no nos golpeásemos la rodilla con el cantón? No, la ochava es hija del ahorro del andar y el cortar caminos. Cerda imagino un futuro de maquinas transportadoras tipo locomotoras (¿automóviles?) que se detendrían en las esquinas y que necesitarían de una amplia visibilidad y espacio para los pasajeros.


La ochava habla entonces de la planificación de la ciudad, el pensamiento adelantando al uso. Es el lado mocho de la manzana. Ochava, la “unión” con “una línea oblicua los lados de las manzanas en sus esquinas, eliminándose éstas, con el objetivo de mejorar la circulación y su visibilidad y ampliar los cruces”.

2. Pero ¿para que sirve una ochava? Para poner un altarcito, dibujar un mural, tirarle huevazos a ese mural. Para pintar de rosa y armar un entrevero. Para montar una feria. Para poner una ventana, colgar un balcón, abrir un barcito. Pues la ochava es el lado abierto de la manzana. Por eso los cafetines que se abren por allí resultan tan atractivos. Y por eso no hay muro tan mudo que el que cierra ese lateral.

Para apoyar el pie y el culo mientras se toma una birra, para echarse una meada después de la misma. Para relojera si viene alguien de alguno de los lados mientras se hecha una meada. Para un botón, o un campana. Dolina diría, para imaginarse que para una mina, y acelerar el paso mientras vamos por la acera con la esperanza que ella esté allí esperando. Para encontrarse un buzón.

Si los pibes paran en la esquina es porque la esquina no tiene dueño, pero tiene pertenencia, porque la esquina es el barrio. Quizás por eso Scalabrini paró en Corrientes y Esmeralda a su hombre del futuro (¿o era del pasado?).

3. Este menudo segmento que transforma a la cuadra en octaedro, y a la esquina en una recta, es el ejemplo de que las buenas ideas no solo surgen de agregar elementos en la ciudad, como tachos de colores o pisos de departamentos, sino que un recorte en el lugar indicado puede transformar la urbe en un lugar más habitable. Pensar la ciudad a través de sus vacíos y no de sus completos.

El recorte que crea la ochava transforma un simple cruce de caminos a un espacio abierto, de reposo del andar, un lugar donde habita la esperanza, el misterio, la amistad, y no solo un vació a ser atravesado. En ese triangulo imaginario robado a la ciudad, la ausencia crea un espacio mágico, un lugar para habitar, pura posibilidad.  

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